Hace quince minutos escasos caminaba frente a la Diputación de Málaga, cerquita de calle Larios (eso para los que vivís por aquí), y me he dicho, eh, a ese lo conozco... es Héctor Alterio.
"Señor Alterio, perdone que le moleste, me gustaría decirle que es usted un magnífico actor (por si nunca se lo habían dicho)".
"Don Héctor, recordar su papel en El Hijo de la Novia hace que se me pongan los pelos de gallina, lo bordó, una actuación soberbia, sentida y que emociona al más frío".
"Sólo quería felicitarle".
No sé, pasan muchas cosas por la cabeza, le podía haber dicho muchas cosas. Al final decidí no molestarle, él sólo quería comprar el periódico en el quiosco de enfrente, y seguro que siempre que sale a la calle le incordian dos o tres, aunque sea "sólo para felicitarle"...
Sé que a muchos actores, especialmente a gente tan entrañable como Héctor, es muy probable que le gusten estas muestras de afecto. Pero de todas formas todo el mundo puede tener días malos, en los que quisiera ser invisible. ¿Qué habeis hecho en una situación parecida? ¿O qué haríais?
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