Las aguas volverán a su cauce, eso estoy seguro, pero antes hay que desbrozarlo todo, porque si no se le dedica su tiempo, lo más probable es que el agua fluya, sí, pero cuando llegue el primer torrente el desastre estará asegurado.
El cuerpo tiene una increible capacidad de recuperación. La mente también se protege a sí misma. Las heridas cauterizan si las cuidas. Ahora me toca cuidar lo que dañado, es normal.
Es bueno saber que no se está sólo. Ni siquiera cuando uno se lo merece.
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